No importa si hablo de la canción pop más mainstream o del flamenco más hondo de mi tierra, en mi setlist siempre encuentro una marquita que se repite una y otra vez: la identificación. Esa es la forma en la que pienso el arte, un espacio de espejo, de acompañamiento, de trinchera en contra de uno de los miedos que nos pega a la mayoría: el de sentirse solx, sentirse únicx de una manera excluyente, sentir que a nadie más le pasa lo que te pasa a tí; o que al menos nadie más habla de ello.

Quitarse la ropa, ver a través de la carne es un seminario para iniciar una disección íntima, atravesando piel, tejido y tripas, y así extraer nuestros propios sonidos del cuerpo y ponerlos afuera en el mundo. Iremos desvistiendo capas, hilando fino, hasta encontrar los trozos con los que formar un concepto en el arte.

A través de cuatro encuentros virtuales, te invito a ser parte de un espacio de experimentación personal, donde vamos a intentar abrir una ventana en nuestro pecho, para mirar de fuera pa’ dentro y de dentro pa’ fuera, porque no hay forma de concebir arte sin beber de las influencias del exterior. No estamos inventando nada cuando decimos: esta canción es de tal color o esta letra me lleva a tal sitio. Estamos compuestos de muchos estímulos, internos y externos, solo hay que saber leerlos y traducirlos a un universo que pueda ser interpretado por el otrx.
La fórmula es clara: hablar de una para hablar en boca de muchas.  El detalle en lo cotidiano hace que la gente se sienta convocada. Yo he venido a hablar de mi libro, pero para que todo el mundo sienta que es su libro también.

Esto no es un taller de composición o producción musical. Es un espacio abierto para cualquier persona con ganas de empezar a abrir, desordenar y ordenar sus propios conceptos musicales, sin la exclusividad de tener que dedicarse a la música. Podemos aplicar estos intentos a nuestras disciplinas de trabajo: hacer canciones desde una obra, o una obra desde un poema, o de un poema el guión de una pieza de video. Allí afuera, al menos una persona, sin saberlo, está esperando a que alguien hable de su realidad al mismo tiempo que tú lo haces de la tuya.