¿Es posible escribir sobre un silencio? ¿Se puede nombrar lo no vivido? ¿Cómo se recuerda lo que se nos contó? La tercera memoria es el recipiente que despega la memoria propia de la popular, de la externa, como una botella que divide el agua del aceite. Vamos a provocar la combustión orgánica de las palabras, la disolución del recuerdo; crear una nueva posición de ataque. Los márgenes como lugar de avistamiento.

En este taller queremos construir un laboratorio y un lugar de reflexión para alimentar la escritura de un texto dramático. En él, efectuaremos una autopsia a la España que sobrecargamos. El retrato nacional será punto de partida común. Realizaremos una retrospectiva sobre las últimas décadas del país y los sucesos de shock que pudieron bloquear nuestro pensamiento. Ahí trazaremos un nuevo mapa de actuación.

«A un olvido hay que ponerle muchas memorias, a una historia real hay que cubrirla con historias falsas».
Santa Evita, Tomás Eloy Martínez.

Apoyándonos en técnicas de escritura dramática como la autoficción, el teatro documental o el biodrama, nos equiparemos de herramientas de investigación y de un manual de práctica listo para ser ejecutado sobre nuestra historia y sobre nuestro recuerdo. Exhumar. Alterar. Descubrir.

En el taller de dramaturgia vas a aprender a ficcionar usándote como material de trabajo. En la violencia, en lo incómodo y en el desorden vamos a inventar lo bello, sin perseguir un perfeccionamiento técnico, lo crucial aquí es la revelación y el imprevisto compartido.

«Si puedo escribir es porque se vuelve materia de ficción, se aleja y se puede manipular. Son imágenes y situaciones que le suceden a un personaje que ya no me pertenece». Diario inconsciente, Santiago Loza.