La expresión palomo cojo pertenece a la categoría del concepto de lo torcido, malogrado, desviado o estropeado. Un palomo cojo no se puede reproducir porque necesita las dos patas para copular con la paloma, con solo una pata no se pueden agarrar ni tampoco realizar el cortejo previo característico de la especie. Avergonzado, al pobre palomito no le queda otra que alejarse de la paloma cojeando hacia un margen, hacer hueco y correrse de lugar; quizás al exilio, quizás al sacrificio.
Naturalmente, esta expresión ha estado reservada para nombrarnos putos, maricas, patos, bollos, travas y travelos.

Clase de anatomía para un palomo cojo es un espacio de trabajo colectivo para entrenar la escritura dramática, la lectura y la experimentación grupal. Bocetearemos territorios para explorar los márgenes y literaturas LGBTIQ+.  Nuestro campo de investigación será la periferia y el extrarradio, desde ahí pensaremos en cuerpo y en voz. Trabajaremos la escritura unipersonal e intentaremos reconocer los movimientos que amenazan nuestra persona y nuestros personajes. 

La escritura dramática es la escritura imperfectamente bella. Nos permite avanzar y también retroceder, conflictuarnos o permanecer solo con los ojos abiertos. Escribir por necesidad, como acto de resistencia o solo para nombrarnos en presente. Invocar a todas nuestras madres para encontrar una letra que nos ancle al mapa y nos ayude a reproducirnos con una sola pata, aquella que sujeta la pluma.
Este taller promueve el intercambio entre lxs participantes con el objetivo de conversar sobre los materiales creados y estimular la escritura teatral desde distintos puntos. A través de diferentes pruebas buscaremos atacar al lenguaje. Todo es un juego de palabras, como el nombre mismo de este seminario. Jugar con las palabras: romper la estructura, desviarse de la norma, cambiar las reglas gramaticales y ortográficas para encontrar un estilo propio. 

Aferrándonos a un fragmento de «Poco Hombre: Crónicas seleccionadas» de Pedro Lemebel, encontramos lo que podría servirnos como sinopsis:

Podría escribir clarito, podría escribir sin tantos recovecos, sin tanto remolino inútil. Podría escribir casi telegráfico para la globa y para la homologación simétrica de las lenguas arrodilladas al inglés. Nunca escribiré en inglés, con suerte digo go home. Podría escribir novelas y novelones de historias precisas de silencios simbólicos. Podría escribir en el silencio del tao con esa fastuosidad de la letra precisa y guardarme los adjetivos bajo la lengua proscrita. Podría escribir sin lengua, como un conductor de CNN, sin acento y sin sal. Pero tengo la lengua salada y las vocales me cantan en vez de educar.